Chistes Geniales: Dos de médicos y el Sueldo

Chistes Geniales: Dos de médicos y el Sueldo

Un hombre va por la calle andando con pasos muy inseguros.Detrás de él iban dos médicos conversando.
- ¡Estoy convencido de que ese individuo sufre de reuma!
- Estás confundido,colega.¡Yo me inclino por diagnosticarle una sífilis!
Como no se ponen de acuerdo, los dos médicos deciden ir a preguntar al pobre hombre. - Perdone, señor, nosotros somos doctores. Yo estoy seguro de que usted sufre reuma, y mi colega dice que usted tiene sífilis.
- Pues yo creo que los tres estamos equivocados,contesta el hombre.
- ¡¿Los tres?!
- Sí, los tres.

Yo creía que era un pedo... ¡y me he cagado!




El viejo médico de provincia, cuyo hijo se ha doctorado en medicina, le confía toda su clientela y parte para unas largas vacaciones.
Cuando regresa, pregunta al hijo si ha pasado algo insólito mientras ha estado fuera.
- Sí, papá -dice orgullosamente el hijo-.¡He curado por fin, a la señora Pachote de aquella pesada indigestión que la molestaba desde hacía treinta años!
- ¡Imbécil! -le grita su padre-.

¿No sabes que ha sido precisamente esa indigestión la que te ha pagado los gastos de la universidad?




Cuando Juan recibió su sueldo, en dinero efectivo, como siempre lo hacía el primer día de cada mes, contó cuidadosamente los billetes, uno a uno, agudizando sus ojos y untando el dedo con saliva para despegar con fuerza los billetes.
Se sorprendió al percatarse que le habían dado 100 dólares más de lo que correspondía. Miró al contador de reojo para asegurarse que no lo había notado, rápidamente firmó el recibo, se guardó el dinero dentro del bolsillo y salió del sitio con la mayor rapidez y discreción posibles, aguantándose, con esfuerzo, las ganas de saltar de la dicha.
Todo quedó así.
El primer día del mes siguiente hizo la fila y extendió la mano para recibir el pago.
La rutina se repitió y al contar los billetes, notó que faltaban 100 dólares.
Alzó la cabeza y clavó su mirada y muy serio le dijo al cajero:
- Señor, disculpe, faltan 100 dólares.
El cajero respondió:
- ¿Recuerda que el mes pasado le dimos 100 dólares más y usted no dijo nada?


- Sí, claro -contestó Juan con seguridad-, es que uno perdona un error, pero dos ya son demasiados.


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