Chistes Geniales: Infidelidades y el jefe indio

Chistes Geniales: Infidelidades y el jefe indio

Juan, me acaban de informar que mi esposa me está engañando en este mismo momento; voy a sorprenderla, pero necesito un testigo... amigo acompáñame para que seas tu el testigo...
Llegan los dos amigos a la casa de Juan, entran con sigilo y al llegar a la alcoba, y... ¡efectivamente la esposa está acostada con otro hombre! El marido furioso retira las sábanas y los ve desnudos; saca su pistola dispuesto a matar a los infieles, pero su mujer lo detiene gritándole:
-¡Espera! antes de que nos dispares debes escucharme: ¿recuerdas que hace como un año yo te conté que una tía mía había muerto dejándome una importante herencia?
Pues, eso era mentira; este apartamento, nuestra casa de campo, tu camioneta, mi automóvil deportivo, los viajes a la playa, las acciones del club y todo lo que ahora tenemos, en realidad no corresponden a la herencia de mi tía;

todo eso me lo a regalado este hombre que está aquí en esta cama.
Él es quién sufraga todos los gastos de esta casa....

El hombre atónito por lo que acaba de escuchar, no sabe que hacer... entonces mira a su amigo y le dice:
-Juan, ayúdame!... Estoy desconcertado, no puedo pensar, ¡dime que hago! ¿Que harías en mi lugar?
Juan le pone una mano en el hombro y tranquilamente le contesta:

-Pues... yo en tu lugar, abrigaría a este buen hombre antes de que se resfríe...!




El jefe de la tribu india viaja en tren con un compañero de la tribu rumbo al lugar donde se va a celebrar una conferencia con el jefe de los "rostros pálidos". El calor es intenso y el Gran Jefe dice a su ayudante:
- Gran Jefe indio tener gran sed.
El ayudante sale presuroso del compartimiento para buscar agua, y vuelve al poco rato con un vaso de papel lleno de agua.
Pero la sed es implacable y la operación de traer agua se repite en muchas ocasiones. Por último, el ayudante viene con las manos vacías.
- Gran Jefe querer más agua.


- Gran Jefe tener que esperar; hombre blanco estar sentado en fuente mágica.




Mientras camina hacia el cementerio José ve a un hombre llorando, lo sigue para consolarlo. Pero, cuando los dos llegan ante el puesto de flores prefiere no decirle nada, aunque no se separa del sujeto desconsolado.
Así los dos se detienen ante una tumba, y el hombre rompe a gemir preguntando histéricamente:
- ¿Por qué te tuviste que morir? ¿Por qué te tuviste que morir? ¿Por qué?
Como José es un individuo de buen corazón, decide consolarlo y le pregunta:
- Me disgusta verlo tan desesperado. ¿Verdad que el difunto era familiar suyo?
El hombre deja de llorar, durante un momento, y replica:


- ¡No lo he visto en mi vida... Pero era el primer marido de mi mujer!


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