Chistes Geniales: La familia y el ladrón

Chistes Geniales: La familia y el ladrón

La familia comía tranquilamente cuando de pronto, la hija de 10 añitos comenta tristemente:
– Tengo una mala noticia… ¡ya no soy virgen… soy una vaca!” y rompe a llorar notablemente alterada…
Un silencio sepulcral en la mesa… 
hasta que entre los padres comienzan las recriminaciones mutuas…
El padre arranca:
-¡Tu, hija de putxx! (señalando a su esposa). ¡Esto es por ser como eres! por andar de coqueta como putx barata… con cualquier imbécil que llega a casa. Claro, ese es el ejemplo que la niña tiene que ver todo el día.
O de ti (señalando a la hija mayor de 25) como andas manoseándote en el sofá y toqueteando al capullo ese de arito y pelo largo. ¡Todo delante de la niña!”
La madre no aguanta más y recrimina a todo grito:
-“AAaaaaaaHHHHHH, ¿si? ¡Y quien es el imbécil que se gasta medio sueldo en putas! Y se despide de ellas en la puerta de la casa. O es que tú piensas que la niña y yo somos ciegas, ¡desgraciado! !Además, que ejemplo pude tener si desde que te compraste la televisión esa por cable, ¡te la pasas viendo películas porno todo el fin de semana!”

Desconsolada y al borde de un colapso, la madre con los ojos notablemente llorosos y con la boca temblorosa toma tiernamente las manos de su hija y en voz baja pregunta:
-“¿Pero como fue? ¿Que te hicieron ?? ¿te forzaron?¿Quien lo hizo?
Y entre sollozos la niña le contesta:

– La profe me quitó del pesebre de Belén, ahora la virgen es Marta, y yo voy a hacer de vaca…!!!”




Un ladrón entra en una casa una noche.
Enciende su linterna y mira alrededor, buscando cosas de valor que llevarse.
De pronto, una voz desde la oscuridad le dice:
– Jesús sabe que tú estás aquí.
El ladrón casi se muere del susto al escuchar la voz, apaga su linterna y queda paralizado del miedo.
Espera un rato y no oye nada más.
Sacude la cabeza y continua.
Cuando empieza a tratar de desconectar el televisor, vuelve a escuchar claramente la voz que le dice:
– Jesús te está mirando.
Completamente aterrorizado, el ladrón mueve la luz de su linterna, buscando el origen de la voz.
Finalmente, en la esquina de la habitación, puede ver a un lorito.
– ¿Fuiste tú el que hablaste?
– Sí -le contesta el lorito- Yo solo estoy tratando de avisarte que Jesús te está mirando…
El ladrón, relajado, le dice:
– ¿Así que me estás avisando, eh?, y… ¿quién coño eres tú?
– Yo me llamo Moisés -contesta el pájaro.
– ¿Moisés? -se ríe el ladrón-. ¿Qué clase de persona le puede poner de nombre Moisés a un loro?

– La misma clase de persona que le pone por nombre “Jesús” a un ¡Rottweiler!
– ¡¡¡Cógelo, Jesús!!!


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